6 Barreras Que Te Impiden Publicar Tu Libro y Cómo Superarlas

Ariel Ortuño | Mentor de Autores

Fecha de publicación: Abr 8, 2024

Cada vez que me encuentro a una persona que lleva más de un año escribiendo su libro, puedo identificar que tiene algún tipo de bloqueo. No me refiero a la creatividad que surge mientras te sientas a escribir, sino a otros dos factores: creencias y limitaciones de conocimiento. Hablemos un poco al respecto.

Creencias

Para estar de acuerdo en los conceptos, entendamos por creencia la idea de que algo es real por la interpretación que tienes del mundo y que, por lo tanto, podría ser verdadera o no. Hay tres creencias que suelen anidar la mente de un autor generando pensamientos que le impiden escribir. Estas son las tres más comunes:

1. Crees que No Tienes Tiempo.

Sé que tu mente puede estar convencida de esto, pero solo es un pretexto para no escribir. Cada vez que decido escribir un libro hago el tiempo necesario para que el proceso suceda. En este preciso momento son las cinco y media de la mañana. Te comenté en otro artículo que para mí es la mejor hora para escribir. Cuando no estoy escribiendo me levanto a las siete. ¿Y por qué puedo levantarme más temprano? Voy a responder esta pregunta y aclarar otras ideas que dan vida a estas creencias.

 

a) Tu “por qué” es débil. Suele ser porque el tema de tu libro no está alineado con tu carrera profesional o con las actividades que haces normalmente. Te comparto tres casos que vi: un caballero que se dedicaba a los bienes raíces escribió su libro sobre el mismo tema para dar cursos al respecto; una dama que había superado una enfermedad terminal escribió su libro sobre ese tema, ella se dedicaba a otra cosa, pero era activa dictando conferencias para personas con el mismo padecimiento; un abogado que quiso escribir un libro sobre un tema que no estaba dentro de su trabajo y tampoco tenía ninguna actividad relacionada. ¿Cuál de las tres personas mencionadas crees que tuvo este problema?  El tercero, ¿y cuál fue su pretexto? Nunca tuvo tiempo.

Otras veces ocurre porque no sabes cómo aprovechar tu libro para apuntalar tu carrera profesional. Es el caso de una coach que lleva tres años tratando de autopublicar su libro. Ella no sabe cómo aprovechar la autoridad que el libro le dará una vez lanzado. Es decir, posterga su libro por actividades que le den autoridad en su campo. ¡Qué paradoja!

b) Estás pensando en escribir todo el libro. En los trece libros que tengo publicados he escrito cerca de quinientas mil palabras. Si pienso en escribir esa cantidad de texto durante los próximos años, me aterraría. Una vez con la estructura de tu libro puedes enfocarte en un capítulo a la vez. Esta idea hace que no sientas tan grande lo que tienes por escribir. Además, un capítulo lo puedes terminar en una semana o dos.

c) Haces muchas cosas poco importantes. Es imposible que todo el día lo tengas lleno de actividades importantes. Lo que sí es probable es que pases las horas apagando incendios; es decir, realizando actividades que son urgentes. ¿Urgentes para quién? En lo general, para los demás. Aquí lo que necesitas es proteger tu libro como si fuera más urgente que todas tus actividades. ¿De verdad se va a terminar tu vida si reservas un poco de tiempo para escribir?

d) Tienes un caos en tu agenda. No voy a profundizar mucho en el tema porque este no es un artículo sobre productividad; pero te haré una recomendación. Observa cuáles son las horas cuando eres más solicitado o cuando tu mente está inmersa por completo en tu trabajo. En esas horas no escribas. Selecciona una hora al día fuera de ese horario o bien, selecciona varias horas en un día que tengas libertad. Luego, protege ese horario.

 e) No conoces el resultado de las pequeñas acciones constantes. Si cada día escribes solo quinientas palabras, en diez días tendrás acumuladas cinco mil. Al mismo ritmo, en sesenta días podrías tener un manuscrito de treinta mil palabras. Cuando escribir no es tu profesión, es poco probable que escribas diez mil palabras en un solo día.

f) Ves la acción de escribir como un hábito permanente.  Dado que no eres un escritor profesional (en la mayoría de los casos), escribir no será una actividad que hagas todo el tiempo ni toda la vida. Después de terminar el manuscrito de mi primer libro pasaron ocho meses antes de que volviera a escribir, en ese lapso me relajé. En tu caso, quizá solo tengas pensado escribir un libro y ya. Si te comprometes con la escritura, en seis meses regresarás a tu vida normal.

g) Quieres escribir en tus ratos libres. Aunque parece una buena idea, pocas veces ocurre. Lo que quieres hacer en tus ratos libres es una actividad que te distraiga o te entretenga. Para la mayoría, escribir un libro no es una actividad que cumpla con ninguna de estas dos condiciones.

Superando Barreras Mentales y Emocionales

Las barreras mentales y emocionales pueden ser obstáculos significativos para los autores. Reconocer estas barreras es el primer paso para superarlas. Las creencias limitantes, como “no tengo tiempo” o “no soy un buen escritor”, a menudo se basan en percepciones erróneas y miedos internos.

Para afrontar estas barreras, una técnica eficaz es la reestructuración cognitiva, que implica identificar y desafiar pensamientos negativos. Escribir un diario puede ayudar a los autores a reflexionar sobre sus emociones y pensamientos, identificando patrones que necesitan cambiar. Además, establecer metas pequeñas y alcanzables puede reducir la sensación de estar abrumado, permitiendo avances graduales pero constantes.

La práctica de la meditación y la atención plena también puede ser beneficiosa, ya que ayuda a reducir el estrés y aumenta la concentración. Buscar el apoyo de un grupo de escritura o un mentor puede proporcionar motivación y orientación, facilitando el proceso de superar estas barreras mentales y emocionales.

La idea de que no tienes tiempo para como iniciar un libro es falsa. Encuentra cómo organizarte y, si no puedes hacerlo solo, busca a un profesional para que te ayude.

2. Crees que No Sabes Escribir

Recuerdo que cuando estaba en la escuela, una de las materias más aburridas era la clase de español. Esa materia donde, “creo”, te enseñan gramática, ortografía y todo lo necesario para escribir y hablar mejor. Digo “creo” porque el único recuerdo que tengo es el de cuando mi profesor me pidió que me retirara del aula por ser un poco ruidoso.

Si viviste una etapa parecida a la mía durante tu juventud, es posible que en tu cabeza ronde la ide que dice que no puedes escribir un libro porque “no sabes escribir”. Voy a compartir contigo ocho ideas que dan vida a esta barrera y qué puedes hacer para superarlas.

a) Tu ortografía no es buena. Quien ofende a la evolución con una mala ortografía ni siquiera se preocupa por si escribe bien o mal, solo escribe como escribe. Si esto te preocupa, quiere decir que tienes un grado de consciencia al respecto, con lo que puedo anticipar que no andas tan mal.

La solución aparente es que aprendas ortografía, pero no va a pasar. Incluso si lo quisieras hacer, desistirías pronto, al menos en la mayoría de los casos. Lo que quieres es escribir un libro de no ficción, no aprender ortografía. Entonces, lo mejor es que te pongas a escribir y, al terminar tu manuscrito, contrates a un corrector de estilo para que arregle tu libro.

Toma en cuenta que cuanto más ignores las reglas de ortografía y gramática, será más complicado corregir tu manuscrito. Lo más probable es que el costo por hacerlo sea mayor. Ojo: si le pides a tu amigo El Chuy que revise tu libro porque crees que tiene buena ortografía, quizá solo sepa un poco más que tú y dejará tu manuscrito un poco mejor… solo eso.

b) No es algo que normalmente haces. La mayoría de las veces, debido a tus actividades diarias, es posible que solo escribas para responder correos electrónicos o mensajes de texto por Whatsapp. Lo anterior porque no eres un escritor profesional.

A diferencia de algunos autores, yo no escribía en mi infancia ni en mi juventud. De hecho, hasta hace seis años no hubiera imaginado que me convertiría en autor. Quiero decir que asumí el reto de escribir un libro y seis años después ya había publicado trece libros. No sé si pueda pasar contigo lo mismo; no obstante, si comienzas a escribir con dedicación y disciplina, en un año estarías publicando tu primer libro. ¡Eso sería una maravilla!

c) No sabes hilar ideas. Esta circunstancia es poco detectada cuando hablas. Al conversar, tu mente va dando saltos de un pensamiento a otro por asociación de ideas. El oyente se suele ir con las historias por la misma razón. Cuando escribes, el lector necesita una secuencia lógica para entender lo que quieres decir. Imagina que estás buscando una dirección. Con la finalidad de encontrar tu destino, das vueltas por diferentes calles con la esperanza de que, en algún momento, llegarás al lugar indicado. ¿No sería más fácil si tuvieras un mapa del lugar? Tener la estructura de tu libro desde antes de comenzar a escribir es el mapa que evitará que des vueltas innecesarias.

d) Quieres convencer y te convencen. La esposa de El Chuy, La Felipa, lo regaña porque cree que su jefe no le paga bien. Así que lo manda a su trabajo con la encomienda de que pida… no, de que exija un aumento de sueldo. Envalentonado o, más bien, temeroso de otra “zurra” por parte de su esposa, El Chuy entra a la oficina de su jefe. Al salir, El Chuy sigue ganando lo mismo, pero ahora tiene más trabajo y una débil promesa de que subirá de puesto algún día.

Si crees que te pasaría lo mismo que a El Chuy es porque no sabes respaldar tus ideas. Hay dos maneras en las que puedes dar solución a esto. La primera es con la estructura de tu libro antes de comenzar a escribir. La segunda es que un especialista lea tu manuscrito para que señale dónde necesitas respaldar tus ideas.

e) Dices mucho sin decir nada. Jorge es una de las personas que tienen el don de la palabra. Habla y habla mientras la gente escucha con atención. El problema es que cuando deja de hablar, en tu mente ronda la pregunta: ¿qué dijo? Lo mejor para evitar que seas víctima de la verborrea en tu manuscrito es que, antes de escribir, tengas lista la estructura de tu libro.

f) Eres muy concreto. Magda es una autora que cuando comenzó a escribir su libro lo terminó en dos párrafos. Ya no sabía qué más decir. Aquí la solución es en dos sentidos. El primero, como espero que ya lo puedas intuir, es teniendo la estructura de tu libro antes de comenzar a escribir. El segundo es que compartas más ejemplos con el lector y que dichos ejemplos tengan más detalles. Ahora bien, el reto será dar tantos detalles como sea relevante, no más.

g) Te distraes con facilidad. La solución es crear el ambiente para lograr escribir sin distracciones. En una ocasión pedí a mi familia que no me hablaran porque estaría escribiendo. Era un sábado alrededor del medio día. De modo aleatorio, los miembros de mi familia llegaron a interrumpirme. Mi esposa diciendo: “oye, amor… ¡ay! Perdón”. Mis hijos igual. Aunque se disculparan y se fueran, ya habían quebrado mi foco de atención. Sé consciente de qué ambiente necesitas para mantener tu enfoque y créalo.

h) No sabes expresarte en palabras. Esta idea se arregla sabiendo qué vas a decir. ¿Y qué necesitas para saber qué vas a decir en cada parte del libro? ¡Correcto! La estructura antes de comenzar a escribir.

Haz lo necesario para erradicar las ocho ideas que acabo de compartirte. Nunca sabrás qué tan alta o baja es tu habilidad para escribir un libro hasta que lo hagas. He leído manuscritos de autores cuya creencia es que su texto es malo y resulta ser una joya.

3.-Creer que No Tienes Autoridad para Escribir.

Esta creencia se deriva del Síndrome del Impostor, el cual te explicaré después de compartir contigo algunas ideas equivocadas que dan vida a esta creencia. Exploremos las ocho ideas más comunes:

a) Piensas que solo deben escribir catedráticos o científicos. Es un error. Ellos son especialistas que escriben sobre los experimentos que realizan. No obstante, la divulgación de sus descubrimientos también la hacen los autores. Además, recuerda que tú no escribes para ellos. Escribes para personas que saben menos que tú.

b) Te asusta la gente que critica de manera atroz los libros. La verdad es que tu miedo está justificado. En algún momento una persona criticará tu obra solo para fregar. Es una subraza humana conocida como haters que está presente ante todas las personas que exponen sus ideas. Solo ten presente dos consideraciones: la primera es que no escribes para todos, así, la gente para la que no escribes quedará inconforme al leer tu libro; la segunda es que hasta los autores más reconocidos tienen detractores.

c) Crees que tu tema ya está desgastado. De esto ya hablé antes. Puedes escribir sobre cualquier tema porque el conocimiento evoluciona a lo largo del tiempo y porque nadie se va a expresar exactamente como lo haces tú.

d) Sientes que no tienes grandes resultados. Tendemos a subestimar nuestros resultados. Si resolviste un problema que el lector aún no puede resolver o desarrollaste habilidades que el lector necesita, puedes escribir un libro. No necesitas tener el mejor resultado de todo el mundo.

e) Consideras que tu conocimiento es reducido. Hay diferentes niveles de aprendizaje. Pongamos solo tres: los principiantes, los intermedios y los avanzados. ¿Para quién vas a escribir? Depende de dónde te encuentres. En caso de que consideres que eres principiante, lo único que tienes que hacer es estudiar para llegar a intermedio y listo: a escribir.

f) Crees que tu vida no tiene nada especial.Depende de a quién se la cuentes. Cuando terminé de escribir mi noveno libro compartí con mis hijos mi logro. Su respuesta fue “¡qué bien!”, sin expresión corporal. Sentí que les dije “hoy me levanté de la cama solo”. Para ellos es una acción común en mí. Si ese fuera mi único filtro, no sería mentor de autores. Tu vida tiene algo especial que la gente necesita aprender, solo hay que encontrar qué y saber cómo escribir un libro de mi vida de manera favorable.

g) Crees que deberías pasar años escribiendo antes de publicar un libro. La calidad de un libro no siempre está ligada al tiempo que tardas en escribir. Depende de tu disciplina, conocimientos y de crear la estructura de tu libro antes de comenzar a escribir.

h) Sientes que no eres famoso. Para la mayoría es verdad. No obstante, esto tiene solución. Solo necesitas comenzar a subir contenido a tus redes sociales. Piensa que de todos modos lo tendrás que hacer para promover tu libro.

Superando el Síndrome del Impostor

El Síndrome del Impostor es una barrera psicológica común que afecta a muchos autores, haciendo que duden de sus habilidades y logros. Este síndrome provoca sentimientos de inseguridad y la creencia de que el éxito es cuestión de suerte más que de mérito. Afecta la autoestima y puede impedir que los escritores avancen en sus proyectos.

Para superarlo, es fundamental reconocer y enfrentar estos pensamientos negativos. Una estrategia eficaz es documentar logros pasados, grandes o pequeños, para fortalecer la autoconfianza. Además, buscar apoyo profesional, como terapia o coaching, puede proporcionar herramientas para manejar la autocrítica. Finalmente, persistir en la escritura y enfocarse en el progreso diario, en lugar de la perfección, ayuda a reducir la ansiedad y fomentar una mentalidad positiva.

¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué nos vienen este tipo de ideas? A finales de los años 70 la doctora Pauline Rose y la doctora Suzanne Imes acuñaron el término: “Síndrome del Impostor”. Es la sensación de que lo que has logrado fue por mera suerte y no por tus habilidades, que tal vez no deberías estar en el puesto en el que estás. La razón es porque quizá todo se debe a un golpe de suerte y en cualquier momento podrías perder todo. Entonces, la gente se daría cuenta de que ni tienes tantos resultados ni tal habilidad. Este síndrome es común y nos sucede a todos mientras estamos escribiendo, por lo menos a la mayoría. ¿Cómo puedes prevenirlo? Ahí te van tres opciones:

La primera. Sigue adelante. No dejes de escribir. Continúa escribiendo hasta que termines.

La segunda. Ve a terapia. Lo digo en serio. Tal vez puedas pensar que es una broma, puede sonar chusco, pero es la mejor manera de quitarte todas las creencias limitantes que puedas tener.

La tercera. Enfócate en los logros que has tenido; los grandes, los medianos y los pequeños. El objetivo es que tu mente aprenda que no solamente las grandes cosas son las que te van a dar beneficios, sino también los pequeños logros.

En la parte dos de este artículo abordamos las barreras relacionadas con las limitaciones del conocimiento y cómo superarlas. Da clic aquí para leerlo ahora.

Limitaciones de Conocimiento

Se trata de información o procesos que, cuando los ignoras, hacen parecer muy complicado el proceso de escribir y publicar un libro. Ahora te comparto cuáles son los tres más comunes que atormentan a los nuevos autores:

4. No Sabes Aterrizar tus Ideas para Escribir.

El problema empieza porque no puedes definir quién es tu lector meta ni el objetivo de publicar tu libro. Lo anterior te impide crear la estructura para escribir. Después, todo parece un caos. Te comparto ocho consecuencias de no saber aterrizar tus ideas para que identifiques si estás pasando por ello.

a) Te bloqueas al momento de escribir. Suele pasar porque no sabes qué sigue, situación derivada de no tener la estructura de tu libro desde el inicio.

b) Escribes, pero no le ves forma. La estructura es un mapa que te permite observar tu avance; si no la tienes, es más difícil calcular cómo vas.

c) Sabes lo que quieres decir, pero no encuentras cómo decirlo. Muchas veces, al hacer la estructura de tu libro se contempla cómo transmitir el conocimiento en cada capítulo.

d) Sientes que tienes muchas formas de decirlo y no te puedes decidir por una. Te falta el mapa; o sea, la estructura.

e) No sabes cómo argumentar lo que piensas. Lo mismo, la estructura.

f) No sabes por dónde empezar. ¡La estructura!

g) Sientes que no tienes mucha información. Si es verdad, lo puedes confirmar al crear la estructura del libro.

Sabes lo que quieres decir, pero sientes que ya no tendrás nada que decir después. A mí también me sucedió. Mi recomendación es que pienses en dar todo el conocimiento que tienes. Cuando escribí mi cuarto libro Persuasión Empática: 26 sencillas técnicas de persuasión que puedes usar con todos, tenía una lista de noventa y siete técnicas que pensaba incluir en él. Mientras escribía, descubrí que sería un libro demasiado grande. No reduje su tamaño por el temor de no tener nada más que contar; de hecho, aún no he escrito sobre todas las técnicas que dejé fuera.

De las 8 consecuencias, las primeras 7 son causadas por la falta de estructura. Hago tanto hincapié con la estructura de tu libro desde el inicio porque he confirmado una y otra vez lo complicado que es arreglar un libro cuando ya está terminado. El autor suele estar enamorado de su libro, se siente feliz por haber terminado y, cuando un especialista lo revisa, el choque emocional es fuerte al descubrir que tiene fallas estructurales.

Si es tu caso, lo ideal es que busques a una persona especializada que pueda apoyarte a estructurar tu libro. Ten cuidado porque no toda la gente que ofrece cursos sobre cómo escribir un libro te ayuda de modo directo. Por lo general, estos cursos solo proporcionan herramientas generales. El problema es que están diseñados para llegar a mucha gente, lo que significa que serán más genéricos y se acoplarán al tema o estilo de algunos alumnos, pero no de todos. Podrías comprar varios de ellos sin lograr un gran avance.

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5. No conoces el Camino para Autopublicar 

Tal cómo yo lo he vivido, el proceso consta de seis etapas: 

Etapa 0 | Mentalidad. Quise que fuera el número cero porque no es un paso que debas dar en algún momento específico. No obstante, existe debido a que tu peor enemigo a la hora de publicar un libro es tu mente. Lo que sabes, lo que ignoras, lo que te dicen y lo que crees, pueden crear un cóctel del terror. Tener una buena mentalidad no te garantiza que tu libro será un éxito; pero no tenerla, sí garantiza que jamás verá la luz. 

Etapa 1 | Antes de escribir. Aquí es donde debes crear la “famosa” estructura de tu libro. 

Etapa 2 | A la hora de escribir. Es más que solo escribir y, en definitiva, el trabajo que hayas hecho en la etapa anterior marcará la dificultad del proceso. 

Etapa 3 | Antes de publicar. Se trata de todo el proceso por el que debe pasar tu manuscrito para convertirse en libro. 

Etapa 4 | A la hora de publicar. Esta parte habla sobre todo lo que necesitas saber para publicar. Es el paso final. 

Etapa 5 | Después de publicar. A partir de aquí, todo lo que harás será en aras de vender tu libro y generar ingresos. 

6. Tu fuerza de Voluntad no Tiene Fuerza

¿Sabías que tu fuerza de voluntad no tiene tanta fuerza cómo crees? Ni la tuya, ni la mía, ni la de nadie. Es por ello por lo que no consigues hacer las actividades que te propones al inicio del año. Al menos la mayoría de las veces.  Si piensas que podrás publicar tu libro gracias a tu fuerza de voluntad para sentarte a escribir, quizá jamás lo hagas. ¿Y por qué tu voluntad no tiene tanta fuerza? Ahora te explico para que sepas el porqué y cómo revertirlo. 

En su libro Pensar rápido, pensar despacio, Daniel Kahneman (2011) describe que tenemos dos procesos de pensamiento; uno que es rápido e intuitivo, y otro que es lento y racional. Kahneman llamó “sistema uno” al que es rápido y “sistema dos” al que es más lento. El sistema uno, al ser intuitivo, ocupa poca energía; sin embargo, no hay razonamiento, ahí es donde se encuentran todos los sesgos mentales. El sistema dos es de razonamiento, se toma el tiempo de pensar y por eso consume más energía. 

Te voy a poner un ejemplo. Piensa en el resultado de la siguiente suma:

2 + 2 = 
4

Es seguro que no tuviste la necesidad de hacer ningún cálculo. En tu cabeza apareció el número cuatro.

Ahora piensa en el resultado de la siguiente cuenta:

1536 – 18 x 7 + 25 = 
??

Tu sistema uno no pudo operar. Entonces se activó el sistema dos, estudió la operación y dijo: “¡Ah! Es demasiado trabajo, es mucha energía, solo es un ejemplo, no tengo por qué hacerlo”. Luego regresó su enfoque a la lectura, ya que estás tratando de comprender de qué se trata. A menos que seas un cerebrito en las matemáticas.

Tu vida es un eterno pasar del sistema uno al sistema dos. Todo lo que haces de manera habitual, todo lo que haces en tu día de manera común está en el sistema uno. Ya es un hábito, ya ni siquiera piensas. Te levantas del mismo modo, haces la misma rutina, sigues la misma secuencia, todo es igual. ¿Por qué? Porque tu cerebro trabaja con el mínimo esfuerzo. Entonces, las cosas que salen de tu rutina entran en el sistema dos. ¿Y qué sale de tu rutina? Controlar tus emociones. Autorregularte.

Si llegas a tu trabajo y tus colaboradores o tu jefe dicen algo que te molesta, sabes que no sería conveniente gritarles ni darles unas bofetadas para que entiendan que no deben meterse contigo. No sería socialmente aceptado. Podría considerarse que eres un poquito violento. ¿Entonces qué haces? Te autorregulas. Necesitas llevar tu atención a tu cuerpo y a tus emociones para no explotar. Así vas acumulando energía. Cuanta más autorregulación necesites en el día, tu sistema dos opera más y es desgastante, entonces se genera estrés.

¿Y Esto qué Tiene que ver con la Fuerza de Voluntad y con mi Libro?

Pues que la fuerza de voluntad está en el sistema dos, pero aquí hay un problema: tu capacidad para autorregularte es limitada. Imagínate que es como un tanque de gasolina. Entonces, durante el día te van haciendo cosas que no te gustan y te autorregulas; luego, tienes que comer saludable y te autorregulas; después, necesitas salir a tiempo y te fuerzas para hacer las cosas más rápido para salir antes y te autorregulas. Así, tu tanque se va quedando sin capacidad para autorregularte. Cuando se acaba, ¡explotas!

Imagina a una persona con el tanque vacío y que tiene hambre. A como puede, se está autorregulando para seguir en movimiento a pesar del hambre. No tiene posibilidad de regular nada más. Entonces, le haces una broma y ¡PUM!, parece que hubieras amenazado su vida. Después de comer, la persona vuelve a tener un mejor humor porque ya rellenó su tanque y puede autorregularse un poco más.

De este modo, si quieres como escribir un libro de mi vida, necesitas parte de esa energía de autorregulación, por lo menos durante el tiempo en que lo escribes. Si no tienes forma de que ese tanquecito de autorregulación crezca o que se haga más grande, va a ser muy complicado que puedas escribir. ¿Cómo lo puedes ampliar y cómo puedes subir otra vez las reservas de ese tanque de autorregulación? Pon atención porque aquí es donde se pone bueno el asunto.

Puedes hacer ejercicio, comer saludable a tus horas y dormir bien, con eso tu tanquecito se rellena. ¿Y qué tienes que hacer para que el tanque sea más grande? Vivir momentos intensos de felicidad con tus seres queridos: viajando, saliendo de la rutina, comiendo en otro lugar, dando un paseo especial y que todos se diviertan. Eso ayuda a que tu tanque sea más grande y puedas autorregularte mejor.

De esta manera, puedes autorregularte para darte el tiempo de escribir. Recuerda que tu cerebro trabaja con el mínimo esfuerzo, de este modo, la tendencia de tu cerebro es decirte que no tienes tiempo, que no vas a poder, que hay otras actividades, que hay otras prioridades. Por eso es importante que puedas crear un mecanismo artificial que te ayude, de alguna manera, para que logres escribir tu libro. Ese mecanismo artificial puede ser a través de un mentor o de un coach.

Los grandes ejecutivos contratan coaches para que los ayuden aumentar su rendimiento y acelerar sus resultados. Quieren asegurarse de que lograrán sus objetivos. Lo único que hace el coach es ayudar al coachee a que se concentre en lo que quiere hacer, incluso cuando no lo quiere hacer para que no se desvíe.

En tu caso, podrías necesitar un mentor, alguien que ya haya recorrido el camino varias veces y que sepa cómo guiar a otros en el proceso de escribir y publicar un libro. Si decides hacerlo sin presupuesto, debes estar consciente de las barreras que te impiden publicar tu libro y evitar que te detengan. Recuerda, cuando sientas miedo de publicar tu libro, sigue escribiendo.

Así mismo, con la finalidad de que tengas claridad en qué estrategia sería mejor para ti a la hora de escribir tu libro, he diseñado un test que te ayudará a definir si necesitas un mentor, comprar un curso o la estrategia que más vaya con tu personalidad. Da clic en el siguiente botón para responder rápidamente el test:

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